2007/06/27

Librerías, no todo está perdido

Dicen las malas lenguas que los grandes centros comerciales, y las grandes cadenas, están acabando con las librerías de barrio. Esas en las que los que te atienden son libreros (y no dependientes de la sección que toque), que saben de libros, que llevan mucho, mucho tiempo en el sector.
Quizá es que la gente aprovecha la compra semanal para hacerse con los últimos bestsellers, que como su nombre indica, son los que más se venden y, por tanto, los que dejan dinero. Y claro, cualquier librería que se precie debe tener no sólo esos, sino muchos otros. Que se venden poco, y que no dejan tanto. Y como además la gente no va, pues mal vamos.
Pero aún hay esperanza: hay lectores que distinguen, que valoran lo pequeño, lo personal, al librero por encima del vendedor. Y que como dicen los angloparlantes, está dispuesta a defenderlo poniendo dinero y trabajo.
Gracias a convalor llego a la noticia de El País, donde cuentan que ante el cierre inminente de una librería por razones personales de la dueña, los clientes han hecho piña y se han convertido en libreros.
Habrá que ir a hacerles una visita.

2007/06/25

Zonas oficiales Bookcrossing

Con valor reseña que algunas bibliotecas de A Coruña ofrecen un pequeño espacio para realizar bookcrossing. En Madrid (y no sé si fuera, si es que las hay) también se han apuntado las bibliotecas de Cajamadrid.
Es de agradecer la simbiosis de estos dos elementos, el préstamo "formal" y el intercambio aventurero, a pesar del riesgo de confusión, de no diferenciar una cosa de la otra. Dejando esto aparte, hay ventajas:

  • Es difícil luchar contra la "burocracia" de las bibliotecas; si uno quiere donar uno o varios libros, resulta difícil o imposible.
  • La zona de cruce es visitada por un "público" que comparte ciertas características. Si va a la biblioteca ya cabe suponerle, al menos cierto aprecio por los libros.
  • El ambiente es propicio: no sólo porque no llueve, también porque la idea puede encontrar a lectores receptivos.
El bookcrossing consiste en dejar, a disposición de otros, los libros propios. Desde la opción más tradicional del préstamo (esperando que vuelva o no) hasta, simplemente, dejarlo, y alguien lo recogerá. La página anterior permite, como extra, poder hacer seguimiento de los libros, quién los lee, qué opinan, por dónde anda el libro.
El crecimiento de esta modalidad de compartir libros es variado, a veces mayor, a veces menor, pero yo diría que constante. La cobertura de los medios tiene picos, pero el boca a boca, las iniciativas institucionales (con más o menos acierto) ayudan a dar a conocer la idea. Luego depende ya de cada cual darle o no una buena acogida.

2007/06/19

¿Por qué debería subir la gasolina?

¿Qué? ¿Cómo que debería subir la gasolina (o el gasoil, tanto da)?
Curiosamente he visto esta idea, u otras cercanas, propuestas en varios sitios: en la lista de correo de Pedalibre citando al libro El economista camuflado, o en el blog de Freakonomics, relacionado con el libro del mismo título.
La idea es que conducir un coche tiene un coste, más allá del que supone repostar, cambiar el aceite y las ruedas, o pagar el seguro. Lo que pasa es que, curiosamente, ese coste no lo paga quien conduce.
El coste del que se habla tiene que ver con la contaminación, el ruido, la prevalencia del tráfico rodado sobre otros espacios (carreteras frente a parques o espacios peatonales) e incluso los atascos que afectan a otros conductores. Al no estar directamente asociado al uso del coche, el conductor no suele tenerlo en cuenta.
Las propuestas para reasignar este coste se dirigen a cobrarlo al conductor en forma de impuesto sobre el combustible, peajes por entrar en las ciudades, u otra medida afín.
Otro blogger estimaba como deseable, ya hace tiempo, el aumento gradual de unos 25 centavos de dólar por litro.
No sé hasta qué punto es viable, en España, aplicar estas medidas: la carga impositiva es de alrededor del 30%, que no parece poco. Tal vez explicando mucho qué se haría con ese dinero extra, y dejando que la gente aceptara las bondades de esos usos. En otro caso pasaría como con el céntimo sanitario que se propuso hace ya dos años, y que dio lugar a comentarios poco bonitos.
Curiosamente una de las maldades que se le achacaban es que gravaba el consumo de forma no proporcional a la renta. No tengo muy claro por qué debería ser de otro modo, si lo que se compra es lo mismo, sirve para lo mismo, contamina lo mismo. En el post anterior dan un argumento más técnico: los impuestos sobre la renta desincentivan el ahorro y la inversión.
No sé si una subida de impuestos conseguiría reducir el consumo. Tal vez, si bajara el consumo bajaría el precio, y volveríamos a empezar. Lo que sí se podría conseguir, por ejemplo, es valorar de forma global los precios del transporte. Ahora mismo resulta muchas veces más barato hacer un viaje en el coche particular que hacerlo en autobús, no digamos en tren. Si los precios que se pagan estuvieran ajustados con criterios de gasto energético, emisiones, etc., es posible que cambiasen algunas cosas.

2007/06/18

El Corte Inglés

A través de una noticia de bottup nos enteramos de que desde sindicatos de El Corte Inglés se pretende terminar con la opacidad informativa que rodea a esta empresa. Para ello piden que enlacemos la página de la Sección Sindical de UGT en El Corte Inglés. La iniciativa me parece interesante, aunque quizá quienes la promueven no están al tanto de la globalidad de este medio y la distribución de idiomas hablados por los posibles visitantes, por lo que la efectividad de su acción será menor de lo que podría ser. Para quienes no hablamos catalán (no porque nos caiga gordo, sino simplemente por falta de razones) es posible ver un resumen en castellano en otro blog. También es posible conseguir información "alternativa" (pues toda lo es, salvo la de cuándo empieza la primavera o la Navidad) leyendo el libro Biografía de El Corte Inglés , que también sufrió la citada opacidad. Eso sí, nadie espere leer demasiado sobre los entresijos del día a día de estos grandes almacenes; el libro habla, sobre todo, de historia. Y la historia de ECI es la de los fundadores, mucho antes de que fundaran nada, y hasta la publicación del libro. Para gente de mi edad resulta curioso ver cómo aparecen nombres que nos suenan, de una época donde aún no prestábamos mucha atención a los telediarios, ni mucho menos a las noticias de economía o negocios y, por tanto, nos han dejado una vaga y borrosa impresión: De la Rosa, Koplowitz, Ruiz Mateos, los Albertos...