Hace ya tiempo que leo el blog Chief Happiness Officer, en el que Alexander Kjerulf habla sobre las ventajas de la felicidad en el trabajo.
Por un lado, un trabajador feliz es más efectivo. A corto plazo, haciendo más y mejor trabajo, y a largo, proyectando su imagen sobre la de la empresa. Por otra parte, sobresale la idea de que pasamos demasiado tiempo en el trabajo como para elegir uno que no nos guste.
Como en todo, no se puede generalizar. Pero sería bueno, para ambas partes, plantearse las ideas respectivas.
Lo que me resulta aún más chocante es que no sólo los trabajadores o los empresarios opinan a este respecto. Los analistas financieros también tienen voz, y parece que no han pillado el concepto de la felicidad en el trabajo.
En este post, Alex habla sobre CostCo, una compañía norteamericana de supermercados que destaca por el buen trato que da a sus trabajadores. Sueldos más altos, planes sanitarios y otras ventajas, que dan lugar a que la rotación de empleados sea mínima, al igual que los hurtos por parte de los empleados. Y que los clientes, animados al ver que los bajos precios no se deben al maltrato de los empleados, compren allí.
Las cuentas, así como el precio de sus acciones, reflejan este buen resultado. Pero a algún analista no se le ocurre nada mejor que sugerir que tratan los empleados demasiado bien.
Lo peor no es que los empresarios, o incluso los analistas, tengan esa mentalidad del "recurso humano" antes que del "ser humano". Lo más grave es que los analistas ejercen presión sobre empresarios que pueden perder esa mentalidad, o dejar de plantearse ciertas cosas por ver cómo la opinión sobre su empresa empeora.
Por suerte, se ven iniciativas en este sentido. Me he encontrado que Consumer, justo hoy, publica el artículo Empleados felices, mayor productividad. A ver si cunde el ejemplo.