2007/09/25

¡Quiero mi vivienda!

El post sobre los créditos rápidos que publiqué el otro día me lleva a otras ideas relacionadas con el tema de la vivienda.

Hablaba de la posibilidad de convertir nuestros deseos en realidad de forma inmediata, y cómo eso choca con la cultura del esfuerzo y del ahorro que nos dejaronnuestros padres. A mí, al menos.

Empiezo pidiendo disculpas a muchos, que no se sentirán identificados con lo que voy a decir. No sé si son mayoría o minoría, pero lo que cuento no es excepción, lo he visto por muchas partes. Intentaré no referirme, además, a la situación, sólo a la gente.

Me refiero a estos que se quejan, mucho, que reivindican su derecho a la vivienda, apelando a la Constitución y a lo que haga falta. La vivienda, que sea digna, por favor.

Son estos mismos que entran a trabajar y se compran, o cambian de coche. Que no perdonan un fin de semana para salir de juerga. Que viajan mucho porque, total, nunca van a juntar suficiente para comprarse un piso.

Para ellos los bancos son unos ladrones, porque les niegan su derecho. Aunque en realidad sean el camino que tienen para conseguirlo.

Los constructores son unos especuladores, que comercian con un bien de primera necesidad.

Los empresarios, unos explotadores que comercian con nuestro tiempo, nuestra vida.

Y si alguien se ha comprado varios pisos, para alquilarlos, para disfrutarlos, o porque le da la gana, es un burgués, un especulador, y hay que mandarlo a la hoguera. O freírle a impuestos, o expropiarle, tanto da.

Son los mismos que, si les toca una VPO, babearán pensando en lo que va a subir, y lo que ganarían si la vendiesen. Por supuesto, cobrando en negro. Porque, claro, si me quiero comprar una más grande, tengo que venderla cara, o no me llega.

Y quienes salen a la calle, gritan, piden, y no parece que hagan mucho más.

Sé que es muy difícil, pero ¿no hay otra manera? Si los males del mercado libre hacen que los que hacen casas cobren caro, ¿no nos las podemos hacer nosotros? Si la ciudad en la que vivo está cara, ¿no me puedo ir a otra?

Piensan que hay que hacer sacrificios para satisfacer a unos señores muy malos. Pues no, hay que hacerlos porque a todo el mundo le gusta comer, porque nada es gratis. Porque el dinero no nace bajo las piedras ni cae del cielo, hay que ganarlo. Y hay quien lo gana haciendo casas, o prestando dinero, o vendiendo caro lo que fabrica barato. Y si no nos parece justo, ejerzamos el derecho de elegir profesión y ejercerla, de constituir empresas, de fabricar viviendas, coches o muñecas hinchables, y el de regalar nuestro trabajo y nuestros insomnios a otros, porque tienen derecho.


Mira tú por dónde, un día después de publicar esto, llego a este blog donde alguien, harto de precios e hipotecas, se lanza a comprar un terreno con ruina encima, y hacerse su casa.

2007/09/21

Por amor al arte

Leo en Es Madrid No Madriz sobre una iniciativa de las muchas que compondrán La noche en blanco.

Básicamente consiste en montar una discoteca para que la gente se divierta, mientras otros dan pedales para generar la energía necesaria para lo anterior.

Es posible que la idea esté bien: permitir que la gente que se divierte, si mira un poco más allá, vea que su diversión implica un consumo energético, que de algún modo hay que producir.

Pero como dicen en ese blog, las sensaciones posteriores a participar en dicho evento podrían ser:

- Sentimiento de haber hecho el canelo
- Agujetas horrorosas
- Odio ciego a las bicicletas e instintos asesinos el día de la Fiesta de la Bici
- Algún desgarro anal
- Alergia a las discotecas y odio a los Dj´s
- Convertirse en adorador de Satán y realizar akelarres la próxima edición de La Noche en Blanco
- Ser la risión de por vida por tus compañeros de trabajo, familia y amigos.

Lo primero que me viene a la cabeza son las galeras...

Y otra cosa: lo del desgarro anal no lo entiendo...

Puestos a dar pedales, me parece mucho mejor lo que hacen estos chicos: van con su bici, que da energía a la megafonía, e invitan a la gente a pedalear mientras, quien quiera, canta. Si el que canta lo hace bien, alguien habrá que dé pedales. Y si no, se apaga el micrófono.

2007/09/20

Alberto Contador y las inmobiliarias

Lo del chaval es una hazaña. ¡Es el campeón! Es la culminación de un esfuerzo, se lo merecía, y todas esas cosas. Además, los pinteños están muy orgullosos de su vecino y lo celebran, tanto, tanto, como si tuvieran que ver con su victoria, igual que Zapatero con la derrota de la selección. Pero esto, se sale:


Un año después

2007/09/11

Las cacas de perro

Todos hemos bufado alguna vez por tener que ir esquivando los restos perrunos que pueblan nuestras calles. La gente, en general, reniega mucho de los perros, aunque el problema no son ellos, sino los amos, responsables de la educación del perro y, sobre todo, de la suya propia.

Como muy a menudo no existe tal educación, se puede apelar al otro resorte que nos hace movernos, el bolsillo. Buscando, leo que hay multas de 300 euros para quienes sean sorprendidos "abandonando en la acera las heces de su perro". En 2005 se pusieron 3 de éstas; viendo las calles, algo no cuadra.

En un reciente viaje por Escocia vimos la señal que acompaña a este post. La multa no es ridícula, unos 60 euros, pero tampoco muy grande, nada en comparación con los 300 citados antes. Eso sí, la gente es consciente de que existen, y comparando aquellas calles con estas, estoy seguro de que sí las cobran.

Por cierto, he leído también en menéame acerca de la noticia que nos cuenta que "Un madrileño se enfrenta a una sanción de hasta 6.000 euros por tirar una colilla en Timanfaya". No es lo mismo, pero me alegro de que se vayan sentando este tipo de precedentes. Veremos en qué queda al final, y si cunde el ejemplo.

2007/09/10

Paraíso a plazos

No le falta razón a A. Pérez Reverte en su diatriba contra los paraísos prometidos por el crédito fácil y rápido. Serán más o menos adecuadas las formas, pero son las del escritor, y el mensaje va bien encaminado.

Pero carga las tintas sólo en uno de los aspectos del problema. Es cierto que hay una falta de ética, que nos venden cosas que no necesitamos y que, no sólo no nos harán más felices, sino todo lo contrario. A veces, mucho.

No es menos cierto, no obstante, que no hay engaño. No podemos hablar de timo, ni nada similar, pues al firmar se puede leer el precio que pagamos por nuestro sueño. ¿Compensa?

Es posible que, algunas veces, no haya otro remedio. Un agujero que hay que tapar, sí o sí, a cualquier precio, y ya saldremos. Pero la mayoría de las veces, como apunta el escritor, no se trata de esto. Más bien consiste en cosas que no necesitamos y que, "como casi nos las regalan", pues por qué no. Y llegamos, así, a cuestiones de cultura.

En primer lugar, más que cultura, sentido común. El único parecido con los timos es que, cuando alguien que no conoces te regala algo, hay que mirar dónde está el truco. Más si ese alguien se dedica a ganar dinero con lo que hace. ¿Qué interés tiene ese señor en dejarme dinero, que hasta me regala cosas?

Por otra parte, un poquito de cultura financiera. Cuando nos dicen lo que hay que pagar al mes por nuestro sueño, parece poco. Pero no nos dicen cuántos meses hay que pagar, o cuánto de más pagaremos. Eso lo tenemos que buscar nosotros. Ni siquiera hay que saber lo que es una TAE, basta con leer y multiplicar. Si no sabes leer o multiplicar, ver punto anterior.

Y en otra escala, está la cultura de lo inmediato, lo fácil. Antes, cuando querías comprarte algo, ahorrabas. Y cuando tenías suficiente, comprabas. Ahora, es al revés: te lo compras, y ya lo pagarás.

¿Diferencia? Antes guardabas un poquito, y a lo mejor, incluso el banco te daba algo por tus ahorros. Ahora pagas tú por los ahorros del banco (más), aunque tienes lo que quieras ya.

Antes, si no te daba para comprarte algo, no te lo comprabas. Ahora, si no te da para pagar lo que ya compraste (y que a lo mejor, incluso, ya ni funciona), pues te entrampas. Un poco más, si es preciso.

Y esto me lleva al tema de la vivienda, aunque lo dejo para otro post.