2020/09/04

Reciclar no es bueno

Hace poco he releído lo que escribí sobre reciclaje hace 12 años, sobre cómo hay gente contraria al reciclaje. Y me sorprende la cantidad de comentarios, que no recordaba.

Sigo pensando lo mismo. El orden de las R no ha cambiado:

  1. Reducir
  2. Reutilizar
  3. Reciclar

El problema de sostenibilidad (la falta de ella) viene por dos frentes, el anterior al producto y el posterior. La materia prima o la energía no son infinitas. O bien no lo son tal cual (petróleo, elementos "raros" como el indio o el estaño), o conseguirlos requiere tiempo, esfuerzo, u otros aportes (madera).

Una forma fácil de entenderlo es que si el planeta NO es infinito, lo que contiene tampoco puede serlo, salvo que consigamos algo externo (energía solar), o vayamos reponiendo a un ritmo igual al de consumo.

Para evitar el problema del planeta finito la mejor opción es, obviamente, reducir. Menos productos fabricados, menos consumo del planeta. La tendencia lo pone difícil: la mayoría de productos que compramos, a costa de ser más baratos, son menos duraderos. A veces, paradójicamente, parte de su bajo precio implica que viajen de un lado a otro del mundo. Aunque sea ir contra corriente, pensando un poco, algo se puede hacer.

Cuando un producto llega a su fin y toca adquirir otro, tal vez no haga falta eliminar el antiguo. Recuerdo que en mi infancia era totalmente normal heredar ropa de hermanos, primos o incluso vecinos. Los electrodomésticos se reparaban. Hoy es difícil, aunque ya está en marcha una ley que garantiza, en Europa, el derecho a reparar en ciertos casos.

Un modo de reutilización con nombre propio es el que formaría parte del llamado Feísmo gallego, consistente en tomar elementos cotidianos y reutilizarlos para otros fines. Muy criticado, pero con su punto lógico, como dice este artículo ( ¿Feísmo gallego? No son chapuzas, es reciclaje).

Sin llegar a extremos, elementos cotidianos pueden ser útiles para hacer juguetes (ejemplo aquí, por mucho que, aunque hable de reciclar, en realidad no se recicle nada.

Sólo en el último caso llegaríamos a reciclar. Aunque si escuchamos por ahí es la panacea, en realiad es la última opción. Tenemos algo que no se puede usar más, ni para aquello que lo compramos ni para otra cosa, solo cabe deshacerse de ello. Al menos habrá que intentar que parte de las materias primas o incluso de la energía empleadas en su construcción no se pierda. Aunque para conseguirlo hará falta emplear esfuerzo y energía, e incluso más materias primas. La otra ventaja es que el montón de basura (que ocupa sitio, no olvidemos, en un planeta finito) crezca lo menos posible. De nuevo el problema del planeta finito, esta vez en el otro frente, el posterior al producto.

Esta parrafada está mucho mejor contada en el vídeo La historia de las cosas o el libro. Buscando esta referencia me encuentro con que todo esto ya lo conté. Desde otro ángulo y con más enlaces, así que quizá quieras releerlo.

En fin, que reciclar, eso tan maravilloso y que salvará el medio ambiente, en realidad es la peor de las tres opciones. Pero aún peor es no hacerlo, quizá no tanto por la recuperación, sino sobre todo por la montaña de basura, que nunca es suficiente.

Y aunque casi parezca una segunda parte de este post, no puedo dejar de hablar del negocio que representa el reciclaje (o lo que sea). En España tenemos a Ecoembes, y a su prima Ecovidrio. Uno puede suponer que tras ellas habrá algún comité ecológico, alguien cuyo interés sea proteger el medio ambiente. Si entramos en la web de la primera todo parece maravilloso, aunque no hay que buscar mucho; de este ejemplo o este otro viene la mayor parte de la información siguiente.

Dado que su negocio es reciclar, no les interesa que los envases se puedan devolver para su reutilización, y tampoco reducir su cantidad con un envasado más racional. Más allá de cómo realice su labor (sus informes no parecen nada claros) puede tener un conflicto de interés en cuanto a cuidar el medio ambiente. De sus muchos ingresos, partes importantes van a los ayuntamientos (que no le pedirán muchas cuentas mientras les lleguen) o a promover estudios o conferencias (con la condición de que no sean críticos, y no promuevan el retorno de envases)

Aunque es una sociedad anónima sin ánimo de lucro, entre sus accionistas se encuentran grandes envasadores: Unilever, Coca Cola, Procter & Gamble, Bimbo, Campofrío, Codorniú, Colgate, Danone, Freixenet, Gallina Blanca, l'Oreal, Nestlé y PepsiCo. Tampoco parece que su mayor interés sea la protección medioambiental, sino abaratar su producción.

De Ecovidrio parece que se habla menos. Puede que al ser un residuo más específico y con una capacidad de reciclado muy alta haya menos cosas extrañas. Aun así, no está gestionada por ecologistas. Su propia web nos dice que su gobierno corporativo está formado, resumiendo mucho, por productores de vino y empresas cerveceras. Supongo que cuando necesiten botellas, se harán precio de amigo por el nuevo vidrio.

2020/01/11

Cine, música y literatura

Esta es una historia de cómo surge algo a tu alrededor, va aumentando, pero no te das cuenta hasta pasado un tiempo importante.

Soy espectador habitual de cine y, aunque no vea todo lo que se estrena, estoy más o menos al tanto de las novedades.

Pues bien, voy a hacer memoria de algunos títulos más o menos recientes (del año pasado, quizá incluso del anterior), según se me van ocurriendo:

¿Véis algún patrón? Son las que recuerdo sobre la marcha, puede que haya más. Por otro lado, pensaba que En la cuerda floja, que vi también este año, era más reciente. Pero vamos, que hay unas cuantas. Pero es que este año parece que han encontrado filón...

Una anécdota: cuando vi Yesterday, me resultó curioso el personaje de Ed Sheeran. No le conocía de nada, pero por el papel que hacía, podría ser famoso. Y me puse a ver qué cantaba, y oye, me sonaban unas cuantas. Lo cuento por casa. Pero es que al poco rato vi Bridget Jones Baby, y vuelvo a verle, y nos echamos unas risas. Y para rematar Google, que está en todo, va y me empieza a mostrar publicidad de sus conciertos :)

Por otro lado, aparte de la música, está la literatura:

Y estoy bastante seguro de que había más, pero se ve que me han dejado menos huella. La verdad es que, de estas tres, no he visto ninguna.

¿Recuerdas alguna otra?

2020/01/05

El ciego vandálico

Hace unos días publicaba alguien un hilo en Twitter. Hablaba de cómo en un barrio en el que resulta difícil aparcar siempre hay dos huecos libres.

¿Por qué? Pues por los huevos que le echa un ciego que, supongo, harto de no poder salir de su casa, la toma con los coches que encuentra en esas plazas. Limpiaparabrisas, retrovisores... son presa de su ira:

Un señor mayor invidente que pasa por allí temprano y, si se encuentra un coche en su camino, lo revienta. Lleva un bastón con una bola para esos efectos el muy cabrito.
Su tono, así como el de las respuestas, oscila entre lo comprensivo y lo indignado.
  • No, no, al aparcar ahí no se comete ilegalidad alguna más que taparle a él su sitio natural de paso.
  • ¿Y nadie le ha dado nunca una manita de hostias? Aplaudo la tolerancia y respeto por las tradiciones de tu barrio
  • ¡Qué va, la gente le ríe la gracia!

Mi impresión: aunque hay cierta atracción para lo segundo (quién es ese señor para tomarse la justicia por su mano), me pongo al final al lado del vandalizador.

Al margen de la legalidad que impediría aparcar (hay un rebaje de bordillo, es una esquina), basta con ponerse en el lugar del problemático vecino. No me resulta difícil a la vista de la fotografía.

Hoy había un sitio libre, entre el coche negro y el gris, aunque no es lo habitual. Los huecos de los que hablamos son el que se ve enfrente y el que está al lado de la moto.

Si tapamos esos huecos, ¿por dónde salir? No sólo él, también cualquier que vaya en silla de ruedas, con un carrito... Es fácil preocuparse por aparcar y no pensar en las posibilidades de que a otras personas se les esté haciendo la puñeta por ocupar el sitio que les pertenece.