2010/11/26

Delgados, pero no mucho

Hace unos días hablaba con un compañero sobre el IMC, dónde están los límites de la delgadez sana y dónde empieza la excesiva.

Buscando, y siendo como es esto de internet, que sabes dónde empiezas pero no dónde acabas, llegamos a un artículo titulado "Expertos franceses concluyen que prácticamente nadie está con su pareja ideal". No parece muy sorprendente; lo más sorprendente es que aún haya quien dedique dinero a realizar estos estudios. Si lo único que demuestra es que las características que buscaríamos en nuestra pareja ideal no siempre están en la que termina siéndolo, pues no hay mucho de interés.

Donde empieza lo interesante, hasta el punto de llevarnos a la carcajada y hacer que todo el mundo de la sala se acerque a mirar, es al afirmar que "se concluyó que el hombre delgado ideal para las mujeres mide 1,78 (aunque esta cifra es muy variable), pesa entre 52 y 109 kilos (con un promedio de 75) y tiene un IMC de 19". Y claro, nos preguntamos cómo serán los gordos...

Por otro lado, es posible que se trate de un caso de Malaprensa. Dice de los más obesos que su IMC rondaría un 34, que es el resultado para una persona de 1,78m y 109 kg de peso. Y por otro lado, las cifras son extremas: podría ser que una mujer, tal vez obesa (tal vez no) buscara una pareja de 109 kg, y aún lo tendría por delgado, sin que eso fuera representativo de nada.

En fin, para unas risas, al menos, sí valió.

2010/11/22

Concursos de ortografía

No es la primera vez que protesto por la poca atención que se presta al correcto uso de nuestro idioma.

Y en alguna ocasión me ha resultado curiosa la afición que tienen los angloparlantes por los "[en] Spelling contests", lo que para nosotros podría ser algo parecido a hacer dictados. Hasta el punto de que el que se tiene por primer concurso televisivo de la historia fue precisamente "Spelling Bee", con concursantes adultos, emitido por la BBC el 31 de mayo de 1938.

Y me entero hoy de que en España, si bien no gozan de tanta popularidad (si es que gozan de alguna) hay cosas parecidas. Se trata, nada más y nada menos, de la edición 11ª del Concurso Hispanoamericano de Ortografía. Organiza el Ministerio de Educación español, con colaboración de la RAE y Fundeu BBVA.

Aunque el artículo se centra en las palabras "difíciles", supongo que no se trata de deletrear palabras sueltas, sino en un dictado. De otro modo, no sería lógico que la ganadora dijera que tuvo suerte para escribir correctamente la palabra "corveta".

Las palabras que le dieron la victoria fueron provicero y adarve.

En fin, reconozco que no me parecen precisamente lo más emocionante que uno pueda encontrarse, pero seguro que sí son más interesantes que muchas de las cosas que podemos ver en cualquier cadena de TV. Y si sirve para que algunos chavales se tomen en serio lo de la ortografía, para mí ya es un éxito.

2010/11/19

¿Qué esperan los empresarios de los universitarios?

¡Casi un año! Lo dejas, no sabes si para un mes o para siempre. Y un día lees un artículo y, sin más, apetece escribir al respecto. Y luego ya veremos.

El artículo se titula El universitario perfecto que se rifan las empresas españolas. Partiendo de un estudio con datos de "seleccionadores de personal de las compañías que mayor número de jóvenes titulados contratan en 20 países de todo el mundo", se centra en las respuestas dadas por los empleadores de empresas españolas. Y si bien por una parte me resulta bastante "normal", no me extraña lo que leo, por otro lado lo encuentro algo descorazonador.

En general no importan demasiado las calificaciones obtenidas (sólo un 15% las considera el dato más importante). Cuentan más la especialización dentro de los estudios, la experiencia compaginada con los mismos, e incluso la universidad en que se han cursado.

Se valoran más las competencias que la personalidad y los conocimientos (que alguien me explique hasta qué punto hay competencia sin conocimientos). En otros países, la personalidad es lo primero.

Más allá de esto, los aspectos más valorados son la habilidad para trabajar en equipo (71%), actitud flexible y capacidad de adaptarse a las circunstancias (65%), facilidad de aprendizaje (59%), habilidades comunicativas y para las relaciones personales (46%), entusiasmo y actitud positiva (42%), y organización y capacidad para marcarse prioridades (35%).

Seamos malos y releamos: facilidad para apañarte con los compañeros y preguntar lo que tus jefes no te cuenten, disponibilidad para ser "chica para todo" y hacer cosas distintas de las que te dijeron, buscarte la vida (en cuanto a conocimientos y a lo que puedas necesitar en tu trabajo), motivarte tú solo y, como todo es para ayer, ser capaz de adivinar qué es lo realmente urgente. Seguro que soy demasiado malo y no siempre es así pero, en algún caso, seguro que sí.

¿Y qué es lo que menos se valora? La habilidad para trabajar de manera independiente y autónoma, y la capacidad analítica y la visión global no salen bien paradas. Podría ser que alguien especialmente competente en su labor y con cierto ojo pueda tener ideas propias y no aceptar las que le imponga su jefe o, directamente, hacerle la competencia.

Pero en lo más bajo están la puntualidad y el respeto por el tiempo de los demás, el autocontrol y la cortesía, el espíritu emprendedor, la precisión y la atención al detalle, la curiosidad y la creratividad, y la integridad y los principios éticos.

Probablemente los empresarios (o personal de RR.HH.) tendrán sus razones, que desconozco. En función de lo que sé, sólo puedo decir que así nos va...

¿Aún pensáis que estaba siendo malo antes? ¡Alex, socorro!