2007/08/06

Basura en las calles

Hace unos días ya, supimos de la iniciativa de un australiano que, no pudiendo aguantar la suciedad que llenaba la plaza Alberdi (en Tucumán, Argentina) se puso a limpiarla.

En lugar de refunfuñar y quejarse, compró unas escobas, habló con la gente que había en la plaza, vecinos, comerciantes, y les animó a ayudarle. Consiguieron llenar 17 bolsas de basura, para vergüenza de los responsables de la limpieza.

(Me) Resulta indignante ver el desprecio por la limpieza de la calle, que la gente tire las cosas fuera del coche (supongo que por mantener su coche limpio, claro), o que ignore la presencia de papeleras, muchas veces al lado, y tire lo que no necesita al suelo.

Muchas veces, si les preguntas, te encuentras con la triste excusa de que hay que dar trabajo a los barrenderos. Pues nada, que rompan bombillas y destrocen puertas, quiebren cristales y quemen muebles. Sobre todo, los de su propia casa, para así dar trabajo a cristaleros, carpinteros y ebanistas. Pero que les paguen ellos, y aguanten ellos el desorden.

Nosotros, los que preferimos la limpieza, recordamos a esa gente que no nos gusta que tiren sus desperdicios a la calle. El sábado pasado, cenando con unos amigos, lo comentó alguien. Y también, en el artículo citado, dice "el artesano Gómez: los otros días íbamos caminando por el cerro San Javier y se me cayó un ticket del supermercado; Warwick lo levantó y me dijo: esto es tuyo. Me obligó a guardarlo hasta que pudiera tirarlo en un cesto". La compañera de cena tuvo peor suerte: al comentario de "Chicas, se os caído esta bolsa [de patatas]", recibió la natural respuesta de que no, que se habían terminado las patatas, por eso la habían tirado. Por lo menos no le llamaron nada feo, que también pasa.

Puede haber esperanza: "Warwick recordó que hace unos 40 años, ocurría lo mismo en Australia, en particular en su ciudad, Sydney. Pero el Gobierno impulsó que en las escuelas se enseñe a limpiar los lugares públicos; se hizo una campaña intensiva por televisión y además se establecía un día al año de limpieza, por parte de los vecinos y escolares, de una plaza o de un parque. Con el tiempo, eso fue generando una mentalidad. Hoy en Australia no se ve ni un papel tirado en las calles".

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