Leo en Es Madrid No Madriz sobre una iniciativa de las muchas que compondrán La noche en blanco.
Básicamente consiste en montar una discoteca para que la gente se divierta, mientras otros dan pedales para generar la energía necesaria para lo anterior.
Es posible que la idea esté bien: permitir que la gente que se divierte, si mira un poco más allá, vea que su diversión implica un consumo energético, que de algún modo hay que producir.
Pero como dicen en ese blog, las sensaciones posteriores a participar en dicho evento podrían ser:
- Sentimiento de haber hecho el canelo
- Agujetas horrorosas
- Odio ciego a las bicicletas e instintos asesinos el día de la Fiesta de la Bici
- Algún desgarro anal
- Alergia a las discotecas y odio a los Dj´s
- Convertirse en adorador de Satán y realizar akelarres la próxima edición de La Noche en Blanco
- Ser la risión de por vida por tus compañeros de trabajo, familia y amigos.
Lo primero que me viene a la cabeza son las galeras...
Y otra cosa: lo del desgarro anal no lo entiendo...
Puestos a dar pedales, me parece mucho mejor lo que hacen estos chicos: van con su bici, que da energía a la megafonía, e invitan a la gente a pedalear mientras, quien quiera, canta. Si el que canta lo hace bien, alguien habrá que dé pedales. Y si no, se apaga el micrófono.
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