Se ha hablado un poco últimamente de Zapatero, "inaugurando" los paneles solares de la Moncloa que empezaron a aparecer cuando era Aznar quien vivía allí.
El caso es que aprovechando el acto, dijo el inaugurador que "El cambio climático es el desafío más grave que se cierne sobre la vida en la Tierra y exige un nuevo contrato del hombre con el planeta".
El martes, durante el desayuno, un compañero abrió el debate. No sé si la versión en papel sería igual que la digital; el caso es que él no se explicaba cómo podía decir el presidente que "el cambio climático era el más importante de los problemas a los que nos enfrentábamos". Claro, dicho así, se puede comparar con otros como el terrorismo, el paro, la vivienda o la salud. Anduvimos charlando un rato, hablando de que podía ser cierto, que sin planeta no hay nada de lo otro. También de que era muy arriesgado, para un político, apostar por el cambio climático. Los políticos tienen que enseñar resultados en cuatro años, y en estos temas ambientales las cosas no suelen ir tan deprisa.
Y luego salieron los temas de las bondades de la energía nuclear, y también lo cuestionable del cambio climático, la teoría de los ciclos, etc. Más o menos lo que veo hoy en este artículo. Más allá de lo cuestionable de sus argumentos, tiene un error gordo: dice que los costes del kilowatio eléctrico son "entre los 4 y 8 céntimos el kilowatio nuclear por 150 el eólico ó 250 el solar”. Y estoy seguro de que a los productores de energía solar les gustaría saber qué compañías pagan el kilowatio solar a ese precio, porque es bastante mejor que los 44 céntimos que garantiza la ley, incluso que los 48 que se pagan en Alemania. Y a los de la energía eólica, 150 céntimos les gustaría más que los 8,5 que se fijan como precio máximo.
Para terminar con las coincidencias, ayer estuve viendo Una verdad incómoda. Se trata de un documental que, dejando aparte los toques biográficos de Al Gore, se centra en el cambio climático. No en las cosas que podemos hacer, o en otros asuntos ecológicos. Sólo en la relación entre las emisiones de CO2 y el efecto invernadero, con sus consecuencias.
Desmonta la teoría de los ciclos mostrando datos muy antiguos, obtenidos con técnicas estratográficas, en grandes bloques de hielo. Efectivamente hay ciclos, pero ahora estamos muy, muy por encima de cualquier valor histórico. E incluso si lo que está ocurriendo fuera consecuencia de un ciclo, más nos vale hacer lo posible para contrarrestar.
Hoy, 4 de julio de 2008, me entero de que hay libro, publicado en español.
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