Ayer tuvo lugar la segunda comparecencia de José Luis Rodríguez Zapatero ante el congreso. Las noticias que más se oyeron, hasta ayer, son dos. Hubo que madrugar, pues cambia el anterior horario de tarde pasa a ser de mañana; tal vez a las 9:00, tras tomar el primer café, sus señorías estén más despiertas que a la hora de la siesta. Y también que el presidente empezó la sesión con la frase “No esperen una nueva batería de anuncios o propuestas en el día de hoy, no tiene sentido improvisar o aprobar todos los días nuevas iniciativas”, y el juego que dio para que Rajoy respondiera con su premonitoria frase de “¿A qué ha venido hoy usted hoy aquí?”
Hoy sospecho que se hablará más. Para empezar he visto algunos artículos (éste, por ejemplo) que me resultan inspiradores; se refieren a las medidas encaminadas a reflotar (o, al menos, a suavizar el golpe de) las empresas constructoras. Pinchada la burbuja del ladrillo, ahora que nadie compra, por esperar a que baje o porque, simplemente, no llega entre el paro, los aún muy altos precios y, sobre todo, el boyante Euribor, que ese sí que no ve crisis.
En resumen: si el problema de esas empresas es, básicamente, de liquidez, inyéctese liquidez. ¿Y de dónde sacamos el dinero?
Pues por una parte, del ICO. Se anunció la apertura de una nueva línea de mediación por importe inicial de 3.000 millones de euros, cuyo objeto es refinanciar la deuda, alargando el plazo de la misma (seguro que no se lo ponen tan difícil como a la pobre mujer del post que enlazo). En principio, la condición exigida es que las viviendas que no se puedan vender se pongan en alquiler. Así, a lo mejor, crean oferta para la demanda que, queriendo emanciparse, no está por comprar.
Los bancos siguen cobrando los préstamos, las empresas cobran alquiler y, con ello, pueden pagar, y el resto del mundo encuentra vivienda de alquiler.
¿De dónde más podemos sacar dinero? Pues de cualquiera que lo tenga. Para ello se prevé la autorización de las sociedades cotizadas de inversión en el mercado inmobiliario. Lo primero que me viene a la cabeza son los Fondos de Inversión Inmobiliaria; hay unos pocos y, aunque son Fondos de Inversión, tienen su propia regulación y normas. Dado que cotizarán en bolsa y su objetivo será la inversión en bienes inmuebles, tal vez se parezcan más a una empresa de inversión cotizada (como Dinamia o Criteria. O a un FI cotizado (ETF). Y me pregunto cómo, si los FII están obligados a publicar valores de participación una vez al mes (mediante tasación independiente), vamos ahora a poder presentar un valor en tiempo real.
Pero estos detalles no son sino detalles. La cuestión es, ¿no han aprendido nada? La imagen de cualquier empresa relacionada con el sector inmobiliario no creo que sea precisamente buena, sobre todo de cara al gran público (a quien parece que se dirigirían, dado el requisito de cotizar en bolsa). Asociadas al mercado inmobiliario y también a la bolsa está la idea de la revalorización de participaciones, el pelotazo, etc. Y no creo que esté el mercado para estas alegrías. Tal vez mirando al sector más bien como si se tratase de renta fija, podría tener sentido. Pero al final se trataría de refinanciar, de obtener beneficios por prestar dinero. O sea, más o menos el negocio de los bancos, que ni por asomo creo que estén dando dinero ahora a las constructoras. Si a Fitch o a Moody's les piden calificación para estas empresas, seguro que les da la risa.
La principal salida que veo a este invento es que las propias constructoras, directa o indirectamente, monten tales empresas para aprovechar la exención del impuesto de sociedades sobre los beneficios que obtengan de los inmuebles (plusvalías o alquiler).
Me cuadra tan poco que seguro que me he perdido algo. Habrá que ver cómo avanza, a ver si le encuentro el sentido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario