De nuevo No Impact Man publica un post que no puedo resistirme a difundir. Como dice la gente en los comentarios, es de los que alegran el día.
Yo estoy de acuerdo, y pienso además en otra conversación en la que alguien se sorprende de los padres, que tiemblan ante la perspectiva de tener que entretener a sus niños cuando se terminan las clases.
Un lector me pregunta cómo hacemos para entretener a Isabella sin TV o videojuegos: Hacemos torres con bloques de madera y nos partimos de risa cuando se caen las torres. Cerca de la hora de irse a dormir, nos sentamos en el sofá, escuchamos música clásica en la radio de manivela, y tratamos de tararear. Isabella se chupa el pulgar y, si está generosa, levanta su pulgar izquierdo para que Michelle o yo lo chupemos. Nos sentamos en las escaleras del edificio vecino y hablamos con la gente que pasa. Isabella elige el escalón, y dice "Siéntate aquí, papi". Paseamos, sin ir a ningún sitio en especial, e Isabella me enseña cómo puede correr, moviéndose mucho, en su aún torpe manera, igual que el hombre de hojalata antes de que Dorothy le echase aceite. Bailamos y bailamos y bailamos. Nos turnamos en hacer ataques de besos a mamá. Meto mi dedo bajo el brazo de Isabella y lo dejo ahí hasta que ella dice "muévelo". Lo hago, y nos tronchamos de risa. Hablamos sobre todas las cosas que vemos, y les decimos hola a todas: "hola coches, hola casas, hola cielo, hola árboles, hola perro, hola señora". Montamos en bici hasta el Hudson River Park, donde Isabella siempre anda hasta las vías y dice, "hola, río, ¿cómo estás?" Jugamos en la fuente de Washington Square Park, donde Michelle se preocupa de que el agua esté demasiado sucia, pero no puede evitar contagiarse de la alegría de Isabella. Vamos a la nueva piscina para niños y sus padres en Thompson Street, en SoHo, donde un chico de 11 años sigue intentando chocar los cinco con Isabella y ella sólo sonríe, pues es demasiado tímida. Comemos montones de sandwiches de queso al grill cortado en tiras largas y yo intento, sin éxito, que Isabella no se limite a zamparse el queso y dar el pan a Frankie, el perro. Hacemos pan juntos, lo que significa que yo hago el pan, e Isabella se pone de pie en una silla, saca todo de los cajones de la cocina y lo deja caer al suelo. Cocinamos juntos, lo que significa que yo cocino, e Isabella se pone de pie en una silla, saca todo de los cajones de la cocina y lo deja caer al suelo. Removemos la colada en la bañera juntos. "Estoy salpicando con los pies", dice Isabella. Lavamos los platos juntos. "¿Te ayudo, papi?" Hacemos peleas de mentira en la cama. Montamos sin destino en el NoImpactoMóvil (nuestro triciclo con asientro atrás para Isabella), viendo qué podemos ver, y cantando This Old Man si hace sol, y The Old Man is Snoring si está lloviendo. Aporreamos cosas haciendo mucho ruido. Si Michelle no está, le decimos cosas de todos modos y nos preguntamos si podrá oírnos en su cabeza. Probamos a ver quién puede gritar más alto. Jugamos al escondite Examinamos el cuerpo de Isabella en busca de heriditas y las besamos. Jugamos a saltar muy, muy alto Vamos a los columpios Vamos en bici hasta el puente de Brooklyn y paramos en medio para mirar los otros puentes, que Isabella adora. Vamos a algún sitio con Hanna, la mejor amiga de Isabella. Cuando se saludan se abrazan muy fuerte, pierden el equilibrio, se caen y empiezan a llorar. Entonces las animamos poniéndolas una al lado de la otra en el NoImpactoMóvil y tocando mucho el timbre. Hacemos coletas en el pelo a Isabella y entonces ella va y se las enseña a "mi hermana Frankie", el perro. Jugamos a pillar con Frankie, e Isabella se troncha. Leemos libros. Llamamos a los abuelos por teléfono, e Isabella se pone tan nerviosa que habla demasiado rápido y no le salen las palabras. Y al ir a dormir, cantamos "Somewhere over the Rainbow", y una canción de James Taylor, You Can Close Your Eyes.
Padres, no será por ideas...
2007/07/11
Cariño, ¿qué hacemos con los niños?
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1 comentario:
Juas, pero si no es cuestión de ideas, es cuestión de tener todo el día para llevarlas a cabo: si te vas a trabajar a las ocho de la mañana y vuelves a las ocho de la tarde, sólo puedes bañar al niño y leerle un cuento cuando se acueste. Ni parque, ni fregar platos juntos, ni leches.
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