2009/01/19

Algo personal

No diré que me parece mala noticia, desde luego: me parece estupendo oír hablar de alto el fuego en Gaza (caray, en la foto del artículo parece que están haciendo arrumacos a Brown...).

Pero al oír a Zapatero decir que "España no ahorrará esfuerzos, ni diplomáticos, ni financieros, para avanzar hacia la paz", o que "se abre un horizonte de esperanza para la Franja de Gaza" y que "el objetivo es la paz, la paz es la tarea, pero en estos momentos empieza lo más difícil, lo que exige más sacrificios, porque la paz es más difícil que la guerra", me acuerdo sin querer de esta canción de Serrat que, junto con la de Cambalache, da una visión poco optimista de la realidad en que vivimos y, aun así, tiene demasiado de verdad.

La paz es más difícil para quienes no están en la línea de fuego.

En fin. Con vosotros, Serrat.

Algo personal (Joan Manuel Serrat)

Probablemente en su pueblo se les recordará
como cachorros de buenas personas,
que hurtaban flores para regalar a su mamá
y daban de comer a las palomas.

Probablemente que todo eso debe ser verdad,
aunque es más turbio cómo y de qué manera
llegaron esos individuos a ser lo que son
ni a quién sirven cuando alzan las banderas.

Hombres de paja que usan la colonia y el honor
para ocultar oscuras intenciones:
tienen doble vida, son sicarios del mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.

Rodeados de protocolo, comitiva y seguridad,
viajan de incógnito en autos blindados
a sembrar calumnias, a mentir con naturalidad,
a colgar en las escuelas su retrato.

Se gastan más de lo que tienen en coleccionar
espías, listas negras y arsenales;
resulta bochornoso verles fanfarronear
a ver quién es el que la tiene más grande.

Se arman hasta los dientes en el nombre de la paz,
juegan con cosas que no tienen repuesto
y la culpa es del otro si algo les sale mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.

Y como quien en la cosa, nada tiene que perder.
Pulsan la alarma y rompen las promesas
y en nombre de quien no tienen el gusto de conocer
nos ponen la pistola en la cabeza.

Se agarran de los pelos, pero para no ensuciar
van a cagar a casa de otra gente
y experimentan nuevos métodos de masacrar,
sofisticados y a la vez convincentes.

No conocen ni a su padre cuando pierden el control,
ni recuerdan que en el mundo hay niños.
Nos niegan a todos el pan y la sal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.

Pero, eso sí, los sicarios no pierden ocasión
de declarar públicamente su empeño
en propiciar un diálogo de franca distensión
que les permita hallar un marco previo

que garantice unas premisas mínimas
que faciliten crear los resortes
que impulsen un punto de partida sólido y capaz
de este a oeste y de sur a norte,

donde establecer las bases de un tratado de amistad
que contribuya a poner los cimientos
de una plataforma donde edificar
un hermoso futuro de amor y paz.

Ahora que lo veo escrito, creo que me acordé más bien de la parte del final. Releyendo la primera me viene a la cabeza G. Bush Jr (QEPD, a partir de mañana).

La de Cambalache no es suya, pero también la conocí por Serrat.

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