Hoy, como en otras ocasiones, llego a la conclusión de que hay cosas que considero obvias, y resulta que no lo son. Quienes hemos nacido hace menos de, pongamos, 40 años (habrá quien considere más adecuada otra cifra; entre quienes lean esto creo que será bastante válida), llevamos rodeados de tecnología buena parte de nuestra vida. Aprendimos a programar vídeos, usamos teléfonos móviles, nos apañamos (más o menos) con los ordenadores. Y los ascensores no nos llaman la atención, más bien nos resulta extraña su ausencia.
Hoy he pasado el día en un hospital. Unas cuantas plantas, varios ascensores, bastante tráfico. Y me ha sorprendido constatar que la mayoría de la gente no sabe utilizar correctamente los ascensores. No sólo los mayores, también entre los más jóvenes.
Pero cómo, ¡si es muy sencillo!, pensará la mayoría: subes, le das al botón del piso al que quieres ir, y te bajas cuando llegas. Pues sí, pero no es todo. En los ascensores de casa no, pero en los ascensores de uso público, por lo general, suele haber dos botones para llamar al ascensor. Uno que debemos pulsar si queremos subir, y otro que debemos emplear cuando queremos bajar.
Después deberemos prestar atención a las flechas que, al iluminarse, nos indicarán si el ascensor que acaba de parar sube o baja.
Lo que ocurre es que mucha gente peca de impaciente y pulsa los dos botones, pensando que así vendrá antes. Después, cuando el ascensor para, preguntan. ¿Sube? Uy, yo es que voy a la calle. Bueno, me monto, ya bajará. Y el ascensor que baja para en esa planta y en unas cuantas más, donde ya no hay nadie esperándolo.
Mi primer recuerdo de este tipo de ascensores es del Corte Inglés, por lo menos en los años 80. Aún tenían botones de los de apretar, no como ahora. Pues casi 30 años después, aún no sabemos. ¿Seguro que estamos preparados para la era digital, internet y todo eso?
No hay comentarios:
Publicar un comentario