Venimos de aquí. Martes 25, 18:00: llamo para insistir. Y el día 26 no tendré ya línea en mi número, ¿qué hacemos? Por mucho que digan que estas cosas no pasan, doy fe de que sí.
Parece que las cosas se ponen bien. Sólo espero canción y media y creo que doy con una chica competente. Sin los cursos de hipercorrección de otras operadoras, pero más eficiente, diría yo. Me cuenta que han tenido una rotura de stock de ese modelo (a pesar de lo cual, la oferta sigue disponible en la web) y que al día siguiente me enviarían otro modelo. Dejamos claro que igual o mejor, y al mismo precio (habrá que verlo).
Irónicamente, mientras estaba hablando con el teléfono viejo (con la tarjeta de Simyo), en el nuevo he recibido un mensaje suyo dándome la enhorabuena, pues "en 12 horas podría estar utilizando la nueva tarjeta SIM". En fin...
Miércoles 26: ya estoy sin teléfono. Tiro con una tarjeta de prepago que tenía por ahí, en un móvil de hace seis años que, afortunadamente, aún funciona más o menos.
18:40, recibo un email con asunto "¡Ya tienes tu pedido simyo en curso!", que dice que "en breve" recibiré mi pedido. Por supuesto, mensaje completamente enlatado e impersonal que, si bien no menciona nada de mis circunstancias, sí nos recuerda que podemos llamarles de 9 a 23 horas.
Viernes 28: aún sin teléfono. A la vista del email del 26, y si lo envían como paquete de Correos, mañana parece un día razonable para que llegue. Y si no, será el lunes.
Ya contaré qué tal cuando lo tenga en la mano...
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