2008/11/24

Viajes en avión, todo en un día

No soy un pasajero muy frecuente de los aviones, pero aun con pocos vuelos al año, en algunos años ya son unos cuantos. Y tras oír las historias de miedo que cuenta la gente y que, sobre todo, son estupendo material de relleno para los informativos de verano y algunos otros, casi me extraña que nunca me hayan perdido siquiera una maleta. Como mucho, algún retraso pequeñito.

Bueno, sí, una historia que recuerdo de forma agradable (así que no sé si cuenta). Hace unos años, en un viaje de regreso a casa, iba a embarcar en un vuelo de conexión en Munich. El vuelo tenía overbooking, nos propusieron pasar al siguiente vuelo a cambio de una compensación económica y nos pareció bien. Resulta que nos liamos y llegamos tarde al siguiente vuelo. Lufthansa, muy amable, nos metió en otro vuelo y nos dio dinero para comer. No recuerdo cuánto, pero recuerdo que comimos. Nos tocó pasar medio día en el aeropuerto, pero como fue cosa nuestra lo de perder el vuelo, lo llevamos bien.

Lo que iba a contar sucedió todo este domingo. Comenzó en Praga, alrededor de las 12:00. El avión salía a las 13:00, así que el viaje empezaba con tiempo, sin prisas. Eso sí, más valía que el vuelo fuera con su horario, porque debía aterrizar a las 14:05 y nuestro siguiente vuelo salía a las 14:50.

Nos cuentan, en un momento dado, que tiene retraso. No un poco de retraso: la salida está prevista para las 13:50. O sea, que no llegamos. Intentamos que allí mismo nos apañen otra conexión, pero no están por la labor. En breve nos meten en la jardinera, y ahí nos dejan, al fresco. Paranoia: Nos han metido aquí para que no protestemos y pidamos más cambios. Otro ratito, y ya al avión. Desde ahí, sin problemas hasta la llegada.

Poco antes de parar el avión, anuncian por megafonía que nos quedemos en nuestros sitios, que debido a una emergencia médica debemos permanecer sentados hasta nueva orden. Pasa un ratito, abren la puerta delantera, entra un médico. Tal y cómo íbamos ya, lo que nos faltaba. Más tiempo perdido: por si acaso llegábamos a tiempo, seguro que ahora ya no.

Pero llegamos: parece que el retraso era culpa del aeropuerto de Munich, no del de Praga. Y el vuelo hacia Madrid también iba retrasado. En lugar de a la hora prevista salió a las 15:45, casi una hora tarde. Despegamos, ganamos cierta altura, y respiramos: después de todo, llegaremos a Madrid sólo un poco más tarde.

Mientras estamos con esos pensamientos, anuncian que en cabina hay un olor a humo raro, y que volvemos a tierra. Entiendo dos palabras de alemán y me apaño bien con el inglés, pero dudo de mi capacidad de comprensión. Por si acaso hay duda lo repiten en español. Sí, he entendido bien. Pues nada, vuelta a tierra. Más vale prevenir, desde luego.

Tocamos tierra sin ningún incidente y, a medida que el avión se dirige a su lugar de estacionamiento veo que, los 10 camiones de bomberos que hay a lo lejos, arrancan y empiezan a seguirnos. Caray, ¿todo eso por un olor a humo? Más vale prevenir, desde luego.

Para el avión y, podéis imaginar, tenemos que permanecer sentados hasta nuevo aviso. Pasa un ratito entretenido, con todo el mundo mirando por las ventanillas, contando coches de bomberos, mira, ahora llegan las ambulancias, y hasta la policía. Un bombero entra en el avión a hablar con la tripulación.

Un ratito después bajamos sin mayores pegas. Alguna foto alrededor del avión, jardinera y de nuevo al Franz Josef. Ya nos contarán si volamos en el mismo avión o en otro.

Me acuerdo de mi experiencia de hace años y pienso que, dentro de lo malo, nos tratarán bien. Son casi las 16:30 y sin comer. Para estar en Alemania, con sus horarios, no está mal.

Pasa el tiempo, más de media hora, para decirnos que van a fletar un chárter si encuentran tripulación. Tras un rato, no hay tripulación, así que nos colocarán en otros vuelos. Nos dan un vale para comida (ya me lo esperaba yo) ¡de 7 euros! (pedazo de atracón...). Comemos algo y volvemos, ya están recolocando. Por lo que se ve, las opciones son en vuelo directo (salida a las 19:25) o vía Frankfurt (salida en 15 minutos). Tenemos suerte y nos cuelan en el directo. Nos queda más de una hora de siesta y lectura.

Ya nos queda poco, y cambia la información del monitor: cambio de puerta de embarque, y nuevo retraso; serán 53 minutos más de espera. Transcurridos los cuales nos montan en el avión y, ahora sí, nos llevan a Madrid. Casi las 23:00, ¡y llegamos a la vez que los que han hecho escala en Frankfurt! Hacía ya bastante tiempo que no contábamos con encontrar las maletas al llegar, y ahí tuvimos la sorpresa positiva: estaban, y enteras. Vi alguna que corrió peor suerte, supongo que se tiraría desde algún carrito al pasar de un avión a otro.

¿He tenido una buena racha, o fue un mal día el domingo? ¿Has tenido alguna experiencia de estas?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo más curioso que me ha pasado con vuelos es que para evitarme las 11 horas de tren o las 10 de autobus haciendo Burgos-Málaga, me fui a Bilbao para coger un avión que hacía escala en Madrid (donde el segundo avión tuvo un retraso de 5 horas), siendo al final mi viaje de 13 horas.

Lo que me consoló es que había pillado una de estar ofertas que antes encontraba y el vuelo me costaba 10€ o así.