Oigo en la radio hablar, en un resumen de titulares, del artículo de Alba titulado La reforma del aborto, en manos de ministras sin hijos. Con lo poco que dice el titular y el contexto de qué medio lo escribe, uno puede suponer que hablará de lo poco acertado de la elección de las encargadas que, por no haber tenido hijos (ni, posiblemente, haber querido tenerlos) no sabrán, no tendrán criterio.
Inmediatamente se me ocurre que, si fuera por ellos, quien realmente debería sentar cátedra sobre este asunto (no ya legislar, que no es lo suyo, pero sólo porque no les dejan, no por ganas) sería la Iglesia y sus curas. Que ellos, claro está, sí saben del tema.
Y además no son proabortistas, no como estas mujeres cuyas convicciones ideológicas dejan lugar a pocas dudas sobre lo que se puede esperar de la nueva ley. Si es que deberían haber buscado a una gente con otras ideas; si no tenían en el gobierno que lo hubieran dicho, que les habrían mandado a alguien enseguida.
No falta la demagogia habitual, para recordar que el Partido Socialista se ha movido siempre dentro de ese feminismo ideológico, que en realidad no ha dado más derechos a las mujeres, sino que se los ha quitado, porque el verdadero derecho de la mujer, a nuestro juicio, es el de ser madre. Y es que ya lo dijo El Teleoperador: debe de haber quien tema que en su puerta aparezcan "hordas de abortistas ansiosos de extirpar úteros", pues de lo contrario no se ve cómo van a quitar ningún derecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario