Nueva entrega del culebrón. ¿Qué nos toca hoy? Otro ejemplo de que en esto de la jardinería, a veces, no todo es amor y cariño. Hay que ser duros, hacer perrerías, dar caña.
La semilla del Celtis Australis, cuando crece y se hace grande, se convierte en el árbol de los mil nombres. Vale como adorno, su madera es dura en relación a su peso, y da frutos comestibles. Pero, ¿qué le pasa a la semilla?
Resulta que tiene latencia interna, por lo que se recomienda su estratificación si se desea sembrar en primavera, ya que de lo contrario, la semilla no germinará hasta el año siguiente. Ya la hemos liado. ¿Y no se puede hacer algo? Pues sí: los tratamientos previos a la germinación para ablandar las cubiertas, como el remojo en sulfúrico, pueden acelerar la germinación. Caray, y me parecía mucho lo de escaldar la semilla.
Suerte que, por gracia de los señores semilleros de Toyota, o por cualquier otra razón, tenemos esperanzas. Precisamente aquella semilla que había que escaldar, lijar o cortar con un cutter, ¡ha germinado!
La albizzia es muy pequeñita, pero ya parece todo un arbolito. Si tuviera muñequitos de un centímetro de altura los habría puesto en la foto...
No hay comentarios:
Publicar un comentario