Alucino. Es normal que algo cotidiano, de siempre, que de tan habitual no se le presta atención, visto con unos ojos de fuera cobre otro matiz, resulte novedoso.
Pero me costaría imaginarme que una americana, de visita en Argentina, descubra la idea de [en] tomar el vino con gaseosa. O con sifón, que tanto da. Y le parezca una idea estupenda, digna de llevarse a casa.
Lo gracioso es que da en el clavo: la idea le parece buena en cuanto que puedes convertir un vino malo en algo bebible. Dado que el blog habla de los mil y un trucos para ahorrar hasta el último céntimo, cabe suponer que ahora, cuando la ocasión invite a abrir una botella de vino, ésta podrá ser peor siempre que haya burbujas.
Si es que estos americanos tienen mucho que aprender. Cuando descubran el calimocho o el tinto de verano...
La foto (miradla atentamente) la he "tomado prestada" de un post que me ha recordado una historia de hace unos años, la de la famosa gaseosa La crus de Gorbea, la que nunca toma Garaikoetxea. El audio parece que no funciona, pero lo tienen aquí.
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